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Capítulo cuatro....Afganistán

Aquella mañana, las órdenes habían sido extrañas.

Eran las seis de la mañana.

La compañía del Capitán Castro debía custodiar un transporte de dinero desde Kabul hasta Jost (Khost) eran 150 kilometros de zona montañosa con carreteras inmundas. Jost, ciudad de 60.000 habitantes, cerca de la frontera Pakistani era un nido de terroristas kurdos.

Los doce vehículos Nissan x trail y dos carros de combate Piraña, con un total de 80 hombres y mujeres, salían de Kabul rumbo sur custodiando dos camiones blindados con papel moneda que los Afganos debían trasladar. Solamente los conductores de los dos camiones eran afganos.

En el primer Nissan la Teniente Rebeca Romero estaba atenta a los laterales de la estrecha carretera.

El Alferez Gallegoo circulaba en un Nissan en la cola de la expedición, y los dos carros de combate, delante y detrás de los camiones blindados.

.- Charly uno para Charly tres. Como lo llevas Rebeca?

.- Aquí Charly tres, todo despejado mi capitán, por el momento todo tranquilo. Este camino de cabras me va a dejar los riñones hechos polvo.

.- No te quejes tanto, solo son 150 kilometros.

.- Y el regreso?

.- Lo haremos mañana. Dormiremos en el Campamento de Jost, allí nos dará cobijo la Comandante Esteve, esta noche podremos beber unas cervezas con ella.

.- Charly uno, a 200 metros dirección norte hay un hombre con un burro.

.- Charly uno para todas las unidades, detengan la marcha. Rebeca, adelántate y comprueba.

El Nissan de la teniente aceleró la marcha y en pocos segundos estaba a la altura del jinete, los cinco ocupantes saltaron del vehículo todavía en marcha y rodearon al afgano apuntándolo con los fusiles de asalto, el conductor avanzó el vehículo unos metros.

.- Charly uno, pueden continuar, no hay novedad.

.- Gracias Rebeca, continuemos la marcha.

Se escucharon varios disparos y todos los componentes de la Compañía saltaron de sus vehículos.

Los dos carros de combate salieron de la formación y se adelantaron hacia donde se encontraba Rebeca y sus hombres.

El Capitán corrió hacía la teniente que estaba tumbada boca arriba.

.- Donde te han herido?

.- He recibido dos impactos en el pecho. Y aunque el chaleco ha parado los proyectiles, creo que lo han hundido y me oprime el pecho. Que munición usaran estos kurdos?

.- Callate, no hables, te quitaré el chaleco.

El Capitán acariciaba su rostro con una mano y con la otra soltó los velcros del chaleco.

Su mano acarició los pechos Rebeca que sonrió al sentir las caricias de su capitán.

El médico y un enfermero estaban a su lado.

.- Veo que no son necesarios nuestros servicios.  Estás en buenas manos Romero. El Capitán es un gran enfermero.

Los dos carros de combate dispararon su cañón de 180 mm, y en pocos segundos barrieron la zona de donde procedían los disparos.

Gallego se adelantó con tres coches más y comprobaron que cuatro kurdos estaban muertos y una ametralladora MG, había sido destruida.

A las 13,00 horas llegaron a su destino y entregaron los camiones blindados a las autoridades afganas.

La comandante Nerea Esteve les recibió con gran alegría.

.- Berny, querido amigo, la última vez que nos vimos fue en Bosnia hace tres años.

.- Nos quedaremos hasta mañana, tienes alojamiento para mi compañía?

.- Por supuesto que si. Que vayan al barracón de invitados y que descansen. En una hora podrán comer.

Berny le presentó a Rebeca y al Alferez Gallego.

El doctor del campamento quiso ver las lesiones que le habían producido los impactos.

Berny la acompañó hasta la enfermería y permaneció presente a pesar de que el doctor desnudo a Rebeca dejando sus hermosos pechos desnudos. Admiró las pequeñas aureolas y los pequeños pezones de sus pechos.

Tenía dos pequeñas manchas azuladas, una en cada pecho.

.- Te pondré una pomada y te daré unos calmantes porque esta noche te dolerá. No pongas sujetador unos días, porque la opresión te producirá más dolor.

Comieron con la Comandate Esteve y algunos de sus oficiales y hablaron de las distintas misiones en las que habían coincidido algunos de ellos.

Brindaron por ellos.

Rebeca durmió una hora en el pabellón de mujeres.

Antes de la cena, se reunieron de nuevo los oficiales y la Comandante y bebieron cerveza Estrella Galicia, que la Comandante recibía directamente desde su Vigo natal.

Rebeca sintió mareos debido a los medicamentos mezclados con la cerveza y le pidió a su Capitán que la acompañara a dar un paseo por el campamento para despejarse.

.- Eres muy valiente, estoy orgulloso de ti.

.- Me voy a poner colorada. No ha sido para tanto mi Capitán. Yo si estoy orgullosa de estar a sus órdenes.

.- Por favor tutéame. Sabes que tengo una debilidad enorme por ti, eres mi punto flaco. Cuando estabas con el médico, he querido estar presente para respaldarte. Espero que no te hayas sentido mal porque estuviera presente cuando desnudaste tus pechos.

.- No me importó, Mis pechos no son extraordinarios, pero no sentí rubor de que tu los vieras.

.- Tus pechos son extraordinarios. Son preciosos, como tu.

La mano del hombre rozó el rostro de Rebeca que cerró los ojos al sentir aquella cálida mano acariciando su cara.

Cogió la mano del hombre y la acercó a su pecho.

.- Por favor, acaricia mis pechos como hiciste cuando me quitaste el chaleco. Mis dolores desaparecieron al sentir como los acariciabas.

Berny desabrochó dos de los botones de la camisa y metió su mano acariciando los pechos desnudos. Blanca cerró sus ojos y acercó los labios a los de su Capitán que no pudo contenerse y los besó suavemente.

.- Quieres dormir conmigo esta noche? Si lo deseas le pediré a la Comandante que nos ceda su habitación en el barracón de mando.

.- Si mi Capitán, será un honor dormir contigo.

Regresaban al barracón principal apenas rozando sus brazos, cuando una gran explosión les hizo arrojarse al suelo.

Una serie de misiles cayeron sobre los barracones causando grandes llamaradas y saltando por el aire trozos de madera y metal de las construcciones.

Las tropas salían de las edificaciones atacadas, algunos soldados con sus uniformes envueltos en llamas.

El barracón de la compañía de Castro todavía no había recibido impactos, y todas las tropas estaban en el exterior, los conductores de los xtrail cerca de sus vehículos y las tripulaciones de los dos carros de combate ya estaban en su interior poniéndolos en marcha y dirigiendo sus cañones en dirección al lugar de donde procedían los misiles.

La comandante Nerea ya había salido del recinto militar acompañada de varios soldados, dirigiéndose a la zona desde donde parecían dispararles.

Berny subió a uno de los x trail y Rebeca al siguiente.

.- Charly uno para toda la compañía, salimos del recinto en dirección este. Parece que los disparos proceden de esa loma en el exterior de la ciudad. Los dos carros de combate que ataquen por las alas.  Todos los vehículos deben formar una punta de flecha y con distancia establecida.

Vió a la Comandante Nerea corriendo a pie en dirección a la loma, y le ordenó a  Rebeca que la recogiera con su vehículo.

Unos cien soldados de la base española salieron del recinto, mientras los sanitarios atendían a los heridos, y la base quedaba custodiada por 50 unidades para posibles ataques posteriores.

Los dos carros de combate llegaron a los laterales de la loma y comenzaron a disparar sobre ella para dar cobertura de fuego a los xtrail que avanzaban.

En la loma, un grupo de unos 40 individuos armados con fusiles de asalto, comenzaron a disparar sobre los xtrail.

La compañía salto de los vehículos y reptando, comenzaron su aproximación al enemigo.

Rebeca sentía el sudor en todo su cuerpo. Sentía una opresión en el pecho y no era precisamente de los impactos de aquella mañana, sino de la rabia que sentía por no haber podido cumplir su deseo de pasar aquella noche con su Capitán.

Elevó su brazo derecho y formó un circulo y una orden de avance. Los 24 hombres y mujeres a sus órdenes avanzaron como una sola persona.

Fueron los primeros en llegar a la cima de la lona y dispararon sobre los supuestos talibanes.

Rebeca hizo un gesto con los brazos indicando a su derecha e izquierda, y los dos lanzallamas dispararon sus armas, saliendo unas enormes bocanadas de fuego que causaron graves daños en las tropas enemigas.

El Capitán estaba atacando por la izquierda y el Alferez Gallego con sus hombres por la derecha.

Los dos carros de combate habían envuelto la zona y dispararon sobre cuatro camiones cargando los lanzamisiles utilizados contra la base, que intentaban huir de la zona.

En menos de tres minutos, la situación estaba controlada y siete talibanes levantaban sus brazos y se rendían.

12 muertos y 20 heridos graves por parte de los talibanes.

La sección de Rebeca tenía tres heridos. La Comandate tenia una herida en una pierna por un trozo de metralla. Las otras dos secciónes no tenían bajas.

Volvieron al campamento donde había un muerto y 17 heridos que estaban siendo atendidos.

Con la pierna inmovilizada, la Comandante comunicó al Cuartel General del Mando Unificado el resultado del ataque y la baja del soldado fallecido.

Las órdenes recibidas fueron que la compañía del Capitán Castro permaneciera como refuerzo en el recinto hasta que fueran relevados.

La Comandante abrazó a Rebeca y la felicitó por su arrojo e iniciativa.

.- Teniente, es usted una gran mujer y una magnifica soldado.

Al día siguiente, un soldado entró en el barracón del Capitán sin pedir permiso. Estaba acalorado y apenas podía hablar.

.- Mi Capitán, han atacado la sección de la Teniente Romero. Estaban de reconocimiento en la zona norte de la ciudad, hay varios muertos y se han llevado prisionera a la teniente y a la Sargento Lidia Rodríguez. Solo se han llevado a las dos mujeres de la sección.

Cogió la pistolera y el cetme y salió corriendo.

Le salió al paso la Comandante Nerea.

.- Tranquilo Berny. No puedes salir y liarte a tiros con todo el mundo. Los han atacado en la zona norte, eso significa que no son los talibanes Paquistanies. Nuestros espías ya me han informado que tienen a las prisioneras cerca de la ciudad.

Seguro que pedirán un intercambio con los siete prisioneros que habéis capturado ayer.

Ya están en el lugar del ataque una compañía de la base. Hay un cabo y dos soldados muertos, además ya están trasladando a los heridos.

.- Voy a ver el lugar del ataque. Necesito encontrar algo que me lleve hasta las prisioneras.

.- Te tendré al corriente de lo que vayamos averiguando.

Llegaron dos ambulancias y varios soldados de la sección de Rebeca.

Uno de ellos se dirigió al capitán.

.- Cruzaron un camión después de pasar el coche de la teniente, y comenzaron a disparar.

La teniente Romer disparó sobre ellos y mató a uno, pero consiguieron reducirla y se la llevaron junto a la Sargento en un Mercedes negro. Iban directamente a por ellas.

.- Llévame hasta el lugar.

Subieron a un xtrail y el soldado condujo en dirección norte.

Los soldados dejaron pasar al Capitán y fue directamente al xtrail de la teniente.

En el suelo estaba el fusil de asalto de Rebeca, lo reconoció porque tenía una pegatina de un gato en el guardamano.

.- El mercedes huyó en aquella dirección. Señaló al norte, hacia las montañas.

Sonó su teléfono móvil. Era la comandante.

.- Tienes que venir a la base, es urgente.

.- Que ocurre?

.- Ven pronto, por teléfono no puedo decirte nada.

En pocos minutos estaba en la base, la comandante le esperaba en la entrada apoyada en una muleta.

.- Nos han enviado estos trozos de uniforme.

 Le dijo mostrándole cuatro trozos de tela de unos 10 centímetros de diámetro.

.- Es muy típico de estos barbaros. Estos trozos de tela son lo que cubrían los pechos de las dos chicas.

.- Malditos sean.

Berny no podía reprimir su rabia.

.- Han pedido que le devolvamos los siete detenidos. Si no están sueltos mañana, nos enviarán los cadáveres de sus prisioneras.

Necesitamos tener calma y organizar un golpe de mano para rescatarlas.

.- Se sabe donde están?

.- Si, y ya tenemos colaboradores afganos que los están vigilando.

Uno de ellos acompañará al grupo que intervenga esta noche.

Debemos buscar un grupo de ocho o diez hombres bien preparados para hacer un ataque de este tipo. Todo tiene que ser muy rápido para salvarlas.

En mi pelotón hay una unidad de intervención rápida, en estos momentos solo están ocho, pero están muy bien preparados y conocen el terreno.

Si quieres, puedes ir con ellos, pero el mando lo tendrá el jefe del grupo. además, tendréis que llevar con vosotros al afgano.

Por los datos que tenemos, en el lugar donde las tienen, una casa con sótano en las afueras de la ciudad, hay unos 20 hombres custodiando la casa. El jefe del comando es un tal Raschid, un maldito misógino.

Tienes que vestirte de negro para camuflarte de noche, los chicos te buscarán ropa y armamento.

Le acompañó hasta un barracón donde ocho hombres estaban preparando cuerdas, gafas de visión nocturna y algo que llamó la atención del Capitán. Cada uno de ellos tenía en sus manos una ballesta.

.- Este es nuestro primer armamento, es silencioso y va muy bien para eliminar centinelas.

En lugar de fusiles de asalto llevaban subfusiles HK, pequeños, con dos cargadores encintados conteniendo 60 cartuchos cada uno.

.- El Capitán irá con vosotros. Pero el Sargento Eloy tendrá el mando de la misión.

Hicieron una reunión para planear como realizarían el ataque, irían en tres grupos formando un triángulo sobre la casa que iban a asaltar.

.- Las dos prisioneras estarán en el sótano. La sorpresa es nuestra mejor aliada. Después de disparar las ballestas, y cuando se dispare el primer tiro, tenemos muy pocos segundos para entrar y llegar al sótano.

El afgano ya nos describió donde está la entrada para bajar. No hay escaleras, es una rampa y la altura del sótano es de unos cinco metros.

Iremos en tres furgonetas afganas, en tres direcciones diferentes, pero que nos dejarán a un kilometro del objetivo.

Solo usaremos los teléfonos de satélite.

En una hora, cuando empiece a oscurecer, saldremos a cumplir la misión.

Hay dos helicópteros listos para darnos cobertura en cuanto hayamos salvado a las prisioneras.

 

 

Rebeca con tres soldados y la Sargento Lidia, iban en el xtrail de cabeza de la sección en dirección norte.

Los otros tres vehículos que la seguían a una distancia prudencial, se vieron sorprendidos cuando un camión se cruzó delante de ellos, cortando el convoy.

Rebeca saltó en marcha del xtrail, con su fusil de asalto a punto de disparar. Lo hizo sobre tres individuos que se lanzaron sobre ella. Uno de los disparos golpeó en la frente de uno de aquellos bastardos que se le echaban encima.

Sintió un golpe en la cabeza y perdió la visión y consciencia.

Cuando despertó, estaba en un lugar sin ventanas, iluminada con unos reflectores.

Estaba colgada del techo amarrada por las muñecas. Y los pies también atados a una pared trasera, con las piernas abiertas. Su cuerpo formaba un ángulo de 45 grados. A unos metros de ella estaba la Sargento Lidia, colgada de la misma forma y con los pechos desnudos porque habían cortado la tela del uniforme que los cubria y le habían quitado el sujetador.

Miró hacia abajo y vió que sus tetas también estaban desnudas.

.- Malditos bastardos. Somos prisioneras de guerra y según la Convención de Ginebra...

No pudo seguir hablando, recibió un puñetazo en el rostro que la conmocionó.

El Capitán Raschid ordenó a uno de sus hombres que le arrojara un cubo de agua para despertarla.

Al abrir los ojos vio que tenían a la sargento completamente desnuda y atadas sus manos y pies a las patas de una mesa, quedando su cuerpo con el culo hacia arriba sobre aquella especie de potro de tortura.

Uno de los hombres de Raschid metía sus dedos en el ano y el coño de Lidia que gritaba impotente.

Raschid ordenó que descolgaran a Rebeca.

Le arrancó el uniforme y la dejó completamente desnuda.

Temblaba por el frio que sentía, pero no tenía miedo.

En un inglés muy deficiente y cogiendo a Rebeca por el pelo, le dijo

.- Chúpamela zorra. Y extrajo su pene acercándolo al rostro de la teniente.

Rebeca no se movió.

Los otros dos estaban entretenidos con la sargento, uno de ellos había metido su pene en el ano de Lidia que gritaba hasta que el otro metió su pene en la boca de la Sargento que solamente podía balbucear.

Raschid golpeó en el rostro de Rebeca.

.- Chúpala zorra capitalista.

El pene de Raschid intentó abrirse paso entre los dientes de Blanca.

.- Prefieres que te ate y te follen el culo mis hombres como están haciendo con tu amiga?

Rebeca entreabrió sus labios dejando que el enorme pene de Raschiz entrara en su boca.

El hombre comenzó a bombear dentro de la boca de la teniente.

Blanca vio que Raschid llevaba un revolver metido en el cinturón, sin cartuchera.

Chupó con fuerza el pene del hombre permitiendo que entrara hasta lo más profundo de su garganta. Y cuando retrocedía, Rebeca clavó los dientes con todas sus fuerzas amputando el glande de Raschid que dio un alarido de dolor.

Arrancó el revolver de la cintura del capitán Raschid, y disparó sobre los dos tipos que estaban violando a Lidia.

Solamente un disparo a la cabeza a cada uno de ellos.

Raschid intentaba cortar la sangre que salía de su pene.

Rebeca le apuntó a la cabeza.

Unas linternas alumbraron la escena. Cuatro hombres vestidos de negro la apuntaban.

.- No dispares Rebeca, soy yo.

Rebeca reconoció la voz de su querido Capitán, pero no giró el rostro, seguía apuntando a la cabeza de Raschid.

.- No lo mates Rebeca, ya se encargara la justicia de él.

Blanca bajó el revólver y vió la sonrisa de Raschid.

Disparó contra el púbis, haciendo que Raschid gritara de nuevo por el dolor. Elevó el revólver y el siguiente disparo fue entre las cejas de aquel maldito bastardo. Disparó los dos proyectiles que quedaban contra el pecho de su secuestrador, sin que nadie pudiera impedírselo.

Esa era la justicia que necesitaban los bastardos como Raschid.

Dejó caer el revolver. Berny se acercó a ella y abrazó su cuerpo desnudo.

Lidia fue liberada de los dos cuerpos que tenía sobre ella y cortadas sus ligaduras. Se acercó a Rebeca y la abrazó. Su rabia y dolor no le permitían hablar.

 

 

 

 

La despedida de su capitán fue muy cariñosa.

.- Pronto iré a visitarte. 

.- Gracias mi capitán, te esperaré toda mi vida.

Rebeca y Lidia fueron trasladadas en helicóptero hasta Kabul, y fueron ingresadas en la sala de psiquiatría del hospital de campaña.

La Doctora Hermida hablaba con Rebeca, mientras la Sargento Lidia era examinada de los desgarros sufridos en su ano.

.- Eres una mujer muy templada, has sabido responder a la humillación que estabas sufriendo, atacando con fuerza. Has hecho un buen trabajo mental, lo que te permite seguir siendo una mujer valiente y que sabe correr riesgos.

Tu compañera ha sufrido daño físico además de la humillación a la que fue sometida.

Tendremos que trasladarla a España donde la ayudaran a recuperarse de sus traumas.

.- Lo siento por Lidia, me habría gustado haber evitado su sufrimiento.

La Sargento Lidia Rodriguez fue trasladada al día siguiente en un avión de la Fuerza Aérea española e ingresada en el Hospital López Ibor de Madrid donde permanecería un mes.

Rebeca permanecería en el Cuartel General de Kabul, a pesar de todas las peticiones que formuló para unirse a su Compañía en Jost.

La Doctora Hermida, aconsejó que permaneciera en Kabul y llevar un control sobre ella, con visitas diarias.

 

 

La muerte del Capitán Raschid y la mayoría de sus hombres a manos del comando asaltante, les hacía estar más pendientes de la seguridad del campamento.

La Comandante Nerea tuvo que trasladarse a Kabul para ser operada de la pierna herida y el Capitan Bernardo Castro quedó al mando del campamento de Jost.

Le comunicaron que serían relevados en el plazo de un mes, y volverían a su Unidad en Kabul.

Berny telefoneaba todos los días a Rebeca, deseando volver a encontrarse con ella y finalizar la aventura que habían comenzado.

 

 

Rebeca se encontraba en el barracón de oficiales del Cuartel General de Kabul hablando con una teniente italiana y tomando un café, cuando vió entrar en la zona destinada a cafetería a la sargento Lidia Rodriguez.

Un abrazo prolongado y sin palabras las hizo mantenerse así unidas durante unos minutos.

.- Creí que no te dejarían volver. ¿Cómo estás?

.- Muy bien, los loqueros del López Ibor me han dejado nueva. Creo que han conseguido borrarme hasta los recuerdos de cuando era niña.

Rebeca notaba algo extraño en la mirada de Lidia. Sus gestos nerviosos no eran habituales en ella.

.- Voy a preparar mi habitación y abrir la maleta. Si quieres cenamos juntas.

.- De acuerdo, a las 8 nos vemos en el comedor.

Blanca telefoneó a Berny.

.- Ha venido Lidia, dice que le han dado el alta. La noto muy rara, muy nerviosa y tiene una mirada muy extraña.

.- Llamaré al Cuartel General, ya te diré algo.

Una hora después, la telefoneó de nuevo.

.- Lidia ha sido dada de alta hospitalaria en Lopez Ibor, pero no le han dado el alta para el servicio. Tenía que ir a pasar consulta esta mañana pero no se ha presentado. En el Ministerio de Defensa me han dicho que su presencia en Kabul es anormal y que ningún avión de Defensa ha salido para Afganistán desde la pasada semana.

.- Voy a hablar con ella. Me parece todo muy extraño.

Rebeca no encontró a Lidia en los barracones.

Preguntó en el cuerpo de guardia.

.- Si mi teniente, conozco a la Sargento Rodríguez, la he visto salir con un xtrail hace diez minutos, iba en dirección al centro de la ciudad, y no vi a nadie más en el vehículo.

Rebeca fue corriendo al despacho del Coronel a comunicarle sus sospechas.

 

 

Lidia había regresado a Kabul en un avión de línea pagando su pasaje. Su obsesión de venganza era superior a todo.

Cogió en el armero su fusil de asalto, dos cargadores unidos con cinta, y otros dos en su cintura, colgó en su cinturón seis granadas de piña, y su pistola 9 parabellum en la cartuchera. No llevaba chaleco antibalas, para lo que iba a hacer no lo necesitaba.

Puso en marcha el primer xtrail que encontró y salió de la base del Cuartel General.

Su destino era la Mezquita Central de Kabul.

Dos árabes ataviados con chilaba y turbante al verla salir del coche entraron en la Mezquita intentando dar la alarma.

Sonaron dos disparos y sus cuerpos se precipitaron hacia delante con el empuje que le habían dado los proyectiles que atravesaron sus cuerpos.

En el interior había más de quinientos hombres ataviados con chilabas blancas y beige. Todos ellos llevaban turbante de diversos colores. Solamente uno llevaba un turbante negro, el considerado como descendiente de Mahoma.

Lidia apuntó su fusil de asalto y el proyectil impactó en el centro de la frente, haciendo que el turbante negro saliera volando.

Utilizó su arma tiro a tiro, y su situación dominante en la altura, le permitía precisar sus disparos.

En unos minutos acabó los cuatro cargadores, más de cien disparos.

Lanzó las seis granadas, causando un caos total entre los que quedaban vivos.

Finalmente disparó todo el cargador de su pistola. Cambió el cargador, disparó a dos hombres que se le acercaban y seguidamente metió el cañón de la pistola en su boca y disparó.

Rebeca lloraba cuando llamó a Berny.

.- Ha sido una masacre. Hay más de cuarenta muertos, entre ellos el Iman principal de Kabul, y setenta heridos graves.

Ella se ha volado la cabeza después del asalto.

Estamos acuartelados. Nadie se puede mover del recinto y han reforzado la guardia.

Me gustaría que estuvieras aquí, me das seguridad y entereza.

.- En dos días nos enviarán el relevo. Muy pronto estaré contigo.

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