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Capítulo tercero

 

………..la relación con Sara duró hasta despues de las vacaciones de Navidad. El 9 de Enero regresó ilusionada con un nuevo novio que conoció en Menorca y al que dijo….. amaba sobre todas las cosas.

            Amélia no regresó de las vacaciones, se quedó en Tarragona a consecuencia de un inoportuno embarazo.

            Todo era igual en la Academia, estudiaba con empeño, unas asignaturas se me daban mejor que otras, en especial me gustaba la topografía y conseguía notas excelentes.

            Conseguí notas excelentes en Topografía, y la Comandante Ribas me felicitó al entregarme las notas trimestrales, diciendome que incluso estaba superando a Sara.

En el mes de mayo, ya casi finalizando el primer curso, ocurrió algo que me provocó un gran disgusto, la Comandante Ribas se despidió en la clase, la destinaban a Honduras como agregada militar, donde se reuniría con su esposo que ejercia como funcionario diplomático en Tegucigalpa.

No se sabía quien la sustiruiría, pero todos estrabamos muy disgustados al perder como proto a aquella estupenda profesora.

Aquel mismo día también se despidió el Capitán Ortega profesor de equitación al que habían destinado al Ministerio de Defensa.

El lunes, cuando nos presentamos en clase de equitación, nos encontramos con una mujer de cuerpo escultural, de unos 28 años, pelirroja, con cabello largo y muy rizado, atado en el cogote con una gomita negra.

Toda la piel que se podía ver estaba llena de pecas que embellecian sus manos y rostro. Llevaba un gorro cuartelero con borla que le daba un aire gracioso.

Su uniforme de campaña no conseguia disminuir la belleza de sus curvas.

Las botas de montar le daban un aspecto mas estilizado.

Formamos a su alrededor un corro de veinte alumnos. Los chicos babeaban al verla y algunas chicas también, entre ellas Sara.

Se presentó……Soy la capitana Edén Guinsado la nueva profesora de equitación y topografía.

Nos sorprendió al escuchar que se encargaría de las dos clases, pero era comprensible a aquellas alturas del curso.

Como a todos los profesores, aquel mismo día fue bautizada de nuevo, y algún gracioso le puso por apodo “Paraiso” por lo de Edén.

La clase de equitación fue corta y sencilla, en lugar de montar nos habló de los caballos. Nos explicó que montaba desde que era niña. Su padre siempre habia estado destinado en caballería y le contagió su interés por aquellos animales.

            Pertenecía al Equipo Nacional de Saltos y el pasado año había quedado como Campeona absoluta. Nos explicó que el saber montar no significaba que supiera enseñar a los demás a hacerlo bien. Nos demostró que si sabía enseñar, ya que sus explicaciones eran muy comprensibles.

            Al día siguiente, la clase de Topografía fue otra exhibición de “Paraiso” ya que había aprendido bien la lección antes de trasmitirnosla.

            En el fín de semana, corría un rumor por la Academia, algunos de los alumnos de los que habían hecho servicio de vigilancia nosturna en la garita próxima al rio, juraban haber visto a “paraiso” montando a caballo muy ligera de ropa, galopando por la zona boscosa mas lejana a las edificaciones.

            Mis notas en Topografía habían mejorado tanto que eran las mas altas de la clase. La capitana Edén me llamó después de la clase a la Sala de profesores.

            .- Tienes una condición especial para la orientación y la lógica topográfica. Me gustaría que me ayudaras a preparar las clases.

            Me fije en sus ojos, estaban llenos de vida y despedían luz, pero tenian una tristeza en su profundidad.

            .- Le agradezco la confianza que pone en mi y procuraré ayudarle en lo que pueda.

Quedamos para las 7 de la tarde en su despacho.

A las 7 en punto estaba alli, el despacho era pequeño, luminoso, con dos plantas en los laterales de la mesa que le daban un aire de femenidad.

Además de la mesa habia un sofá de tres plazas de tela granate, rugosa y entramada, pero muy agradable al tacto.

Me invitó a sentarme en el sofá y ella se sentó a mi lado.

.- Aquí descansaré los días que tenga guardia de oficial de servicio. Tambien será ellugar donde prepararé las clases.

En una mesita lateral, una cafetera hacía un gorgoteo al finalizar la caida de las últimas gotas del oloroso café.

Llenó dos tacitas, puse un azucarillo y tuve que poner otro porque era muy fuerte. Ella sonrió.

.- A mi me gusta sin azucar aunque esté muy fuerte.

Preparamos la clase en media hora y continuamos hblando de nuestras vidas hasta la hora de la cena.

.- Nací en León, pero como mi padre es militar, a los tres años me llevaron a Melilla, a los diez a Barcelona, y a los quince a Madrid.

A medida que hablaba su rostro se hacía mas sonriente.

Me sentí confiada y me atreví a decir.

.- Algunos alumnos dicen haberla visto cabalgando de noche por la zona boscosa que bordea el rio.

.- ¿Cómo me han visto? ¿Vestida?

Reimos las dos.

.- Si, me gusta cabalgar de noche, un galope me hace descargar adrenalina y después duermo mejor.

.- Debe ser alucinante cabalgar de noche……. Y desnuda. Me atreví a decir.

.- Como Lady Godiva, aunque ella se vió obligada por su esposo a hacerlo para conseguir que este redujera los impuestos a los ciudadanos mas oprimidos.

Lady Godiva tenía el cabello rojo como el mio, y con él, pudo cubrir su sdesnudez, aunque los ciudadanos se encerraron en sus casas y cerraron sus ventanas por respeto a su Señora. Su esposo al ver lo que había hecho, accedió a los deseos de Lady Godiva y bajó los impuestos a sus vasallos de Coventry. Ahora, Lady Godiva cabalga desnuda en la imaginación de los que desean un mundo mejor.

.- El Sábado iré a cabalgar de noche, si quieres, puedes acompañarme. ¿Sabes montar a pelo? ¿sin montura?

.- Nunca lo he hecho, pero creo que no me será muy dificil.

.- Pues el Sábado estaré encantada de cabalgar a tu lado. Ya quedaremos.

Me despedí y al cuadrarme saludándola militarmente, se acercó a mi y me dio un largo beso en la mejilla, cogiendo mi cara con sus dos manos.

Al salir de su despacho sentía un calor muy especial en mi cara.

La clase del día siguiente fue la confirmación de que “paraiso” era una gran profesora. Al finalizar me dirigió una sonrisa de complicidad.

El Viernes, Sara me dijo que en el fin de semana saldría a Zaragoza con otros alumnos y dormiría en Calatayud. Me pidió que fuera con ella, pero me disculpé con un fuerte dolor de cabeza que me obligaría a dormir veinticuatro horas seguidas.

Por la tarde, en horas de estudio, recibí un aviso del cuerpo de guardia

.- La capitán Guinsado la espera en su despacho.

Al entrar en su despacho mi sorpresa fue mayúscula. Nunca la había visto vestida de civil. Llevaba una camiseta negra de manga corta, muy ajustada al cuerpo, realzaba su busto aunque no lleveba sujetador. Falda corta beige clarito, dejaba ver unas piernas largas que finalizaban en unos zapatos marrones con un alto tacón. Pufffff, me sacaba mas de 15 centimetros de altura.

.- A sus órdenes mi capitán, se presenta……

.- Hola Rebeca, pasa y dejate de formulismos. Quería confirmar lo de mañana. Espero no estropear tus planes. Me sentaría mal que por mi culpa no puedas salir con tus amigos.

.- No se preocupe mi capitán.

.- Una cosa…… me gustaría que cuando estemos solas me llames Edén y me tutees, solamente soy cinco años mator que tu.

.- Pero……

.- Sin peros, hasta mañana a las diez, te espero aquí mismo, vestida con camiseta, pantalón o mallas y zapatillas. Ahora debo salir a hacer unas compras para cenar juntas mañana. Ya sabes, a las 10 de la noche.

Cuando llegué a la camareta, Sara me miró extrañada.

.- No te reconozco, que te pasa?estas como ida.

.- Me duele mucho la cabeza y necesito descansar.

Aquella noche apenas pude dormir, deseando que llegaran las 10 de la noche del día siguiente.

Comí sola, casi todos se habían ido de fin de semana. La tarde se hizo eterna, miraba el reloj cada cinco minutos.

A las nueve me vestí. Una camiseta negra, sin sujetador, unas mallas negras y unas zapatillas rojas sin cordones.

Vi como pasaba el tiempo minuto a minuto hasta las diez menos diez.

Caminé hasta el despacho de Edén y esperé dos minutos en la puerta esperando que el reloj de la capilla dieran las campanadas.

Se abrió la puerta y di un respingo.

.- Hola, he sentido que estabas ahí.

Me besó en las mejillas cogiendo mi rostro con sus manos.

Edén llevaba una camiseta negra y unas mallas como las mias, sus zapatillas eran color rosa.

Su cabello rojo estaba suelto y parecía mas largo que cuando lo tenía atado con la goma, caido sobre sus hombros caracoleando. Parecía mas joven.

.-Ponte cómoda.

Sobre la mesita habia una bandeja con patés y tostaditas de pan. Una cubitera con una botella de Recaredo metida en hielo.

Mientras untabamos el paté sobre el pan, me contó que cuando estuvo en la Academia como alumna se enamoró de un profesor de penal, pero todo había salido mal. Fue una relación apasionante de tres meses, pero él fue destinado como auditor a Madrid.

.- Desde hace seis años, no he tenido mas relaciones, ni siquiera una aventura.

Yo le conté mi turbulenta vida en Barcelona, la muerte de Alberto, y así estuvimos hablando hasta las dos de la madrugada, sin darnos cuenta de cómo pasaba el tiempo.

.- Bien, creo que ya es hora de ir a correr nuestra aventura nocturna. Llevaremos esta mochila con dos sudaderas por si hace frio.

            Edén habia elegido dos caballos. Tomín era muy alto de un negro brillante con crines cortas.

            Tristán era el elegido para mi, un poco mas corto de alzada, tambien negro.

            Les colocamos cabezadas unicamente, sin monturas ni pechopetrales. Con las correas de las cabezadas sería suficiente para dirigir al animal.

            Edén montó de un salto, se veia que no era la primera vez que montaba sin estribos.

            Yo tuve que apoyar mi pie izquierdo en una banqueta e impulsar mi cuerpo.

            Me resultó facil sostenerme sin montura.

            Con los talones de las zapatillas golpeé las costillas de Tristán, y obedeció saliendo al trote de las caballerizas.

            La luna nos hacía parecer dos sombras andantes.

            Trotamos hasta pasar la garita del rio, donde el centinela nos saludo al pasar alzando una mano. Imaginamos la sonrisa que se dibujaría en su cara.

            Hacía bastante calor y habia humedad.

            Llegamos a la zona boscosa que bordeaba el Ebro. Edén detuvo el caballo y desmontó de un salto. Me ayudó a desmontar.

            .- Ahora comienza la auténtica galopada libre. Yo cabalgaré desnuda, si quieres tu tambien puedes hacerlo, asi podrás sentir algo nuevo.

            Se despojó de la camiseta y dejó al descubierto sus pechos perfectos, erguidos, con unos pezones rosados.

            A continuación se quitó las mallas. No llevaba ropa interior y quedó completamente desnuda ante mi. Parecía una escultura llena de perfecciones.

            Se me quedó mirando y yo me quité la camiseta, no llevaba sujetador. Quite las mallas y el tanga negro, quedando completamente desnuda. Vi como a Edén le brillaban mas sus ojos.

            Metimos la ropa en la mochila que dejamos colgada de una rama de un árbol.

Me ayudo a montar formando un estribo con sus dos manos entrelazadas donde apoyé mi pie izquierdo y monté sin dificultad.

Ella montó de un salto.

.- Dejate llevar, notarás como el roce de la piel del caballo con tu piel tehará sentir un placer infinito.

Cuando comiences a galopar, aprieta tus pies desnudos contra el costillar del caballo, pero separa tus muslos para que tu sexo pueda sentir el roce de tu piel y la humedad de su sudor en tu clitorix.

A medida quer vayas sintiendo placer aumentarás el ritmo y la velocidad del galope. Cabalgaremos formando un gran circulo para no alejarnos demasiado del lugar donde dejamos la ropa.

Edén golpeó con sus pies desnudos los costados del caballo y comenzó un trote largo. Yo la seguía casi en paralelo a su costado derecho, muy cerca, rozando a veces nuestras rodillas y nuestros muslos.

Dejé caer mi pecho sobre la cruz del caballo, mientras mi sezo reposaba sobre el lomo y la grupa.

Mis pechos rozaban la crin cortada en forma de cepillo corto, y mis pezones sentían un placer que me hacía sentir miedo.

Separé todo lo que pude mis muslos y sentí el roce de mi clitorix en el lomo del animal. Sentí como mis ojos se entornaban de placer.

Mis pies apenas tocaban los costados del caballo, pero su galope aumentaba, sintiendo como el roce tambien lo hacia. El placer que me proidujo el primer orgasmo me hizo gritar.

Escuché como Edén tambien gritaba y jadeaba. Echó su cuerpo hacia atrás, con una mano sujetaba las riendas y con la otra acariciaba su sexo.

Mi caballo adelantó al suyo, otro orgasmo me hizo golpear con mis pies desnudos el costillar de Tristán, que emprendió un galope alocado mientras mis gritos y gemidos aumentaban.

Sentí entre mis muslos el sudor del caballo mezclándose con los jugos que salian de mis entrañas.

Tiré de las riendas haciendo que el animal detuviera su marcha.

Me dejé caer del caballo quedando tumbada sobre la hierba boca arriba, con la parte interior de mis muslos empapados de sudor y liquidos vaginales.

Estaba agotada, en apenas diez minutos habia recibido mas placer que en el resto de mi vida.

Era cierto lo que me dijo Edén, había sido una cabalgada con libertad de placer.

Abrí los ojos y Edén estaba tumbada a mi lado, mirando al cielo. Sentía el calor de su cuerpo.

Acercó sus labios a los mios y los rozó suavemente.

.-Debemos regresar y vestirnos rapido o cogeremos una pulmonía.

 

FIN DEL TERCER CAPÍTULO …

Capítulo tres

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